Las mujeres ya contamos hasta diez y no se nos pasa la incredulidad por la campaña ‘Cuenta hasta 10’ contra la violencia doméstica del gobierno federal.
Tampoco se nos quita la indignación por los feminicidios en México, a los que se suman ahora los de Diana y Leonila en Nayarit.
La campaña fue no criticada, sino destrozada por organizaciones que defienden los derechos de las mujeres, feministas y ciudadanos en general, por varias razones.
Una de ellas es porque recicla el mensaje de otra campaña de televisión de la década de los noventa. Otra crítica, centralísima, es el simplismo de la campaña, que plantea que las situaciones de violencia doméstica se resuelven sacando una banderita blanca.
La realidad es que “una tregua” en lo que pasa el confinamiento desde luego no va al fondo del problema, el cual, efectivamente, se ha agudizado por el encierro. Los datos oficiales así lo demuestran, a pesar de que el presidente defienda que en México la familia es fraterna.
El pasado mes de abril ha sido el más violento para las mujeres desde 2015. Según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en abril se iniciaron 267 investigaciones por homicidio doloso de mujeres.
Con lo que suman 987 casos en los primeros cuatro meses del año. Así, entre enero y abril, los casos subieron más de un 11 por ciento.
Pero escuchen, si a esta cifra le sumamos la de los asesinatos tipificados específicamente como feminicidios, el dato total es de mil 295 asesinatos de mujeres, lo que supone casi once crímenes al día.
Está claro que las situaciones de violencia contra las mujeres, dentro y fuera de los hogares, no son un tema de voluntades individuales.
La violencia de género es estructural, está enquistada en la sociedad y decirle a una mujer que, desde el gobierno, la recomendación es un llamado a su agresor a que cuente hasta diez antes de golpearla, es indignante.
Y peor aún, la campaña pasa por alto que las principales víctimas de violencia dentro de los hogares son las mujeres.
Ante las críticas, Candelaria Ochoa, titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, explicó en entrevistas a medios que lo que se dio a conocer fue una primera presentación del formato que será analizado y sometido a discusión para enriquecerlo.
Pues menos mal, pero, caray, tendría que haber un mensaje unificado y una estrategia bien articulada en un tema tan sensible y urgente.
Justicia para Diana y Leonila
Tan urgente como la exigencia de justicia para Diana y Leonila, quienes fueron asesinadas durante la cuarentena, en sus casas. Ambas en el estado de Nayarit.
Diana Raygoza, de 21 años, fue asesinada en Tepic. Estaba sola, su familia había salido. Era domingo. La mataron en su cama, con mucha saña. Su cuerpo presentaba 39 lesiones con un objeto punzocortante. Estudiaba Derecho.
En medio de la consternación por este feminicidio, se dio a conocer el de Leonila de la Cruz en una comunidad del municipio de Del Nayar.
La hirieron con arma blanca y murió antes de poder ser atendida. De ella se sabe menos: que era indígena, madre de un bebé, que tenía 30 ó 35 años, dependiendo de la nota de prensa que se lea.
“No fue hoy, pero la lucha continúa”
“No fue hoy, pero la lucha continúa”. Así reaccionaron las organizaciones feministas ante el rechazo del Congreso de Guanajuato a dos iniciativas que proponían despenalizar el aborto en el estado hasta la semana 12, como ocurre en la Ciudad de México y en Oaxaca, hasta ahora.
Diputadas y diputados de las Comisiones Unidas de Justicia y Salud Pública aprobaron un dictamen en sentido negativo, con lo que ambas propuestas, una del PRD y otra de Morena, quedaron archivadas de forma definitiva.
La legisladora ecologista Vanessa Sánchez recriminó que el dictamen hubiera tomado en cuenta solo las posturas que defienden los derechos del producto de la concepción, pero no los derechos de las mujeres.
En los días previos, se abrió un debate, con mesas de trabajo, en las que participaron voces a favor y en contra.
Una de ellas fue la organización Las Libres, que ha acompañado varios casos de mujeres encarceladas en ese estado, acusadas de “homicidio en razón de parentesco en agravio de un producto en gestación”. O sea mujeres encarceladas por abortar.
Que el aborto sea ley y que no se nos olvide que, antes de la pandemia, hubo la más grande marcha de mujeres en México para exigir un alto a la violencia y el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo.