En los últimos días, la detención y extradición del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, ha sido uno de los principales temas de la agenda nacional. Un escándalo. Y sobre él se han dicho muchas cosas que son ciertas, pero otras que no lo son tanto.
Que si el señor trae un maletín lleno de grabaciones que inculpan y revelan sobornos a exfuncionarios y legisladores. O incluso que si ya pactó, que si ya confesó, y ahora es el nuevo mejor amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador…
¿Qué es verdad y que es mentira? ¿Qué es cierto y que es un mito?
Las verdades del caso
Empecemos por lo que es verdad. A Emilio Lozoya lo detuvieron y extraditaron a México por dos órdenes de aprehensión. Una de ellas tiene que ver con el famoso caso Odebrecht donde se le acusa de haber recibido sobornos por más de 10 millones de dólares, a cambio de favorecer con contratos a esa empresa cuando era director de Pemex en el sexenio pasado.
Y la otra orden de aprehensión es por el caso de Altos Hornos en donde se acusa, otra vez a Lozoya, de recibir sobornos de esa empresa, esta vez por cuatro millones de dólares, a cambio de aceptar comprarle a Altos Hornos una planta industrial en condiciones de chatarra.
Otra cosa que también es cierta es que Lozoya, al momento que llegó a la Ciudad de México, quedó oficialmente detenido y según la ley debía ser puesto a disposición de inmediato de los jueces que ordenaron su captura.
Sin embargo, por un problema de salud, fue trasladado a un hospital privado en el sur de Ciudad de México donde al menos, hasta el pasado fin de semana, todavía permanecía.
Y otra cosa muy importante que es verdad, como lo ha dicho el presidente López Obrador, es que Lozoya sí está negociando, está colaborando con la fiscalía porque quiere que le quiten las acusaciones o que le pongan una sentencia reducida.
Mitos, engaños y verdades a medias
Aquí se pone bueno el asunto. Empecemos por lo que ha dicho el presidente López Obrador. Que Lozoya viene a revelar todos los sobornos, los moches que recibieron legisladores de oposición para aprobar la reforma energética, y que incluso tiene un montón de videograbaciones que así lo prueban.
Esto hasta ahora es una verdad a medias. Es cierto: Lozoya, a través de sus abogados, sí ha aportado cierta información a la fiscalía. Incluso hace unos días se reveló una carta en el periódico Reforma, donde supuestamente Lozoya cuenta paso a paso cómo se pagaron los sobornos de Odebrecht, no solamente a funcionarios de Peña Nieto, sino a legisladores para que supuestamente aprobaran la reforma energética.
Peeeero lo que no hemos visto hasta ahora, por lo menos hasta el momento en que se grabó esta videocolumna, son las dichosas grabaciones que van a revelar todo. Los dichosos videoescándalos. Esperemos que esto no quede en leyenda urbana. Hasta no ver no creer.
Ahora, algunos han asegurado e incluso lo ha dicho el propio presidente, que Lozoya ya es un testigo “protegido” o un testigo colaborador. Y que ya va a recibir todos los beneficios y va a librar la cárcel. Pero les puedo decir que, al menos hasta ahora, eso no es así.
Y es que la ley es muy clara. Una cosa es que Lozoya quiera ser testigo colaborador (que no testigo protegido como dice el presidente) y otra que la Fiscalía General de la República realmente le dé esa condición.
Y eso depende de un elemento muy sencillo de decir, pero complicado en la práctica. Tiene que aportar pruebas de que todo lo que cuenta sea verdadero. Se necesita evidencia para que eso sirva para procesar a otros responsables.
Las interrogantes clave
Dudas en torno al caso Lozoya hay en este momento muchas, pero me voy a centrar solo en dos que considero son en este instante las más importantes, que son clave y que están relacionadas.
La primera es ¿qué pruebas tiene Lozoya para sustentar todo lo que está diciendo? Porque a ver… el chisme político está muy bueno; la grilla está muy sabrosa; pero aquí lo que importa en temas legales es la evidencia. Y solamente con evidencia se va a poder procesar a otras personas. Y solamente si si se les procesa y si se les condena, no habrá impunidad.
Y la segunda gran interrogante es ¿cómo se llevará este caso?, ¿qué va a preferir el gobierno? ¿un show mediático o un proceso penal bien llevado? Esa decisión para nada es menor.
Preferir el circo mediático seguro le puede convenir a muchos en términos políticos o en temas electorales. Tal vez al propio gobierno. Sin embargo, y ya ha sucedido en el pasado, que preferir esta vía de las filtraciones y los periodicazos puede poner en riesgo, a la larga, un proceso penal que esté bien llevado.